Bendición abuela
Deja que te cuente para que tú veas, no voy a hablar de trabajo ni tampoco de la escuela. Aunque eso está muy bien, y eso lo sé. Yo quiero que sepas tú lo mío pa' que veas que es más peor.
Yo llegue de Nueva York a principios de verano y quería quedarme en casa de mi hermano. Y él me dijo: "brother, aquí tú no te quedas y me llevó con to y moquete pa' casa de mi abuela.
!Ay qué dolor!, pobres vacaciones, lo que me hizo mi hermano, que clase 'e pantalones. Enseguida mi abuela me cayó encima pa' que le limpiara el patio y le pintara la cocina.
Yo le dije: "doña, yo vengo a descansar" y ella me dijo: "No, m' hijito aquí usted viene a trabajar.
- De verdad que tú eres vago no sé por qué te quejas te me afeitas esa barba y te me cortas la melena.
- Ay, abuela, la barba me la afeito pero no cortarme el pelo, mejor me quedo muerto. Le expliqué que está de moda dejarse la melena y ella dijo que se chave, así pareces una nena. Como no me recorté, esperó a que me durmiera y me dejó coquipelao con una jet tijera.
¡Qué vaina!, ¡qué chavienda!, ¿qué dirán mis panas cuando me vean?
Otro día pa'l almuerzo me dijo mi abuela que me iba a cocinar lo que yo quisiera
entonces le pedí una comida bien buena: un hamburger y un hot dog, lo que como todos los días.
-No, no, no señor, yo no cocino porquerías, aquí se come vianda y arroz con habichuelas.
Deja que te cuente para que tú veas, no voy a hablar de trabajo ni tampoco de la escuela. Aunque eso está muy bien, y eso lo sé. Yo quiero que sepas tú lo mío pa' que veas que es más peor.
Yo llegue de Nueva York a principios de verano y quería quedarme en casa de mi hermano. Y él me dijo: "brother, aquí tú no te quedas y me llevó con to y moquete pa' casa de mi abuela.
!Ay qué dolor!, pobres vacaciones, lo que me hizo mi hermano, que clase 'e pantalones. Enseguida mi abuela me cayó encima pa' que le limpiara el patio y le pintara la cocina.
Yo le dije: "doña, yo vengo a descansar" y ella me dijo: "No, m' hijito aquí usted viene a trabajar.
- De verdad que tú eres vago no sé por qué te quejas te me afeitas esa barba y te me cortas la melena.
- Ay, abuela, la barba me la afeito pero no cortarme el pelo, mejor me quedo muerto. Le expliqué que está de moda dejarse la melena y ella dijo que se chave, así pareces una nena. Como no me recorté, esperó a que me durmiera y me dejó coquipelao con una jet tijera.
¡Qué vaina!, ¡qué chavienda!, ¿qué dirán mis panas cuando me vean?
Otro día pa'l almuerzo me dijo mi abuela que me iba a cocinar lo que yo quisiera
entonces le pedí una comida bien buena: un hamburger y un hot dog, lo que como todos los días.
-No, no, no señor, yo no cocino porquerías, aquí se come vianda y arroz con habichuelas.
Pasaron unos días, conocí a su vecina y tenía una hija que estaba bien buena. Ahora es, me dije yo, y le empecé a rapear sin que mi abuela lo supiera. Pero ella se enteró y me dio un sermón: “A esa nena la respetas”. Yo le dije: "Abuela, tú te estás entrometiendo" - y me metió una bofetada que todavía me está doliendo. ¡Qué vaina!, ¡no se puede!, ¿qué dirán mis panas cuando se enteren?
Que otro día por la noche yo quería salir y ella dició que no, que estas son horas de dormir. Y así me la pasé en pleno jueves, todo el mundo parisiando y yo acostado desde las nueve.
Pasaron otros días que no me fastidió porque la caja de los dientes se le perdió.
Y aunque ella regañarme parece que quería de todo lo que me hablaba na se le entendía. Entonces pude descansar pero ya las vacaciones se me iban a acabar.
Y como ya no encontraba que más inventar, fingí que un dolor me quería matar,
a ver si así me hospitalizaban y entonces, fácil, de allí yo me escapaba.
Pero se me viró la tortilla porque ella me empezó a dar una medicina y me obligó a estar en la cama acostado hasta que ella pensara que me haba recuperado.
Y asimismo un problema que a rato yo tenía: siete a la semana, si era uno todos los días. Pero encontré la solución a todos mis problemas y es que tengo que aceptar que soy el nieto de mi abuela. Sí, total, después de tanto protestar cuando llegué a Nueva York me puse yo a pensar que ella no es lo que parece, ella es bien buena y todo lo que hace es por ponerme la vergüenza. Pero, me recordaba yo, de todos los regaños que ella a mí me dio, y de cada vez que yo hubiera querido beber ron y me tenía que preltar un tececito de limón.
Mi ma' que no sabía cómo yo lo había pasado, se creía que to' yo me lo había gozado y se atrevió a preguntar que cuando yo volvía pa' allá. Y yo le dije: mija, como dentro 'e treinta años más.
Yo no sé si es que mi abuela tiene mucha resistencia o yo no puedo soportarla porque no tengo paciencia...
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